22 de septiembre de 2006

Camino a tu lado...

 Hija mía:

He notado que día a día libras una "gran batalla" en tu interior, por definir tu propia identidad... lucha que te conlleva a tomar actitudes a veces equivocadas, pero también acertadas. Sueles caer en la ira, en la angustia, en la desesperación, en la insensatez: pero, cuando recapacitas y meditas en tu actitud, eres tan serena, sosegada, sensata; pero lo más importante, tierna y amorosa. Te admiro mucho, porque a pesar de saber que has cometido errores, eres capaz de reconocerlos y rectificarlos.

El camino que estás recorriendo es muy largo; pero a medida que avances, la vida te brindará argumentos que sólo tu podrás dilucidar" a fin de encontrar el lugar adecuado, donde descansarás luego de la fatiga que esta búsqueda te produzca. Solo deseo que recuerdes, en este tu caminar, que a pesar de sentirte confundida, incomprendida, ignorada ¡yo camino a tu lado! respetando siempre tu privacidad. Siempre estaré ahí, aunque a veces me apartes de ti ¡estaré ahí! aguardándote para llevarte hasta la copa de mi árbol, donde te prodigaré mi buena sombra, mi consejo, pero lo más importante ¡MI AMOR!

Siempre te he enseñado a ser independiente en todos los aspectos de la vida, porque es mi afán que aprendas a tomar tus propias decisiones; pero nunca olvides que, aunque yo haya modernizado mi forma de ver la vida, el respeto, la consideración y el amor que me debes... principios básicos que todo buen hijo le debe a sus padres... ¡jamás se modernizan! éstos seguirán intactos con el paso de los años y siempre deberán ponerse de manifiesto bajo cualquier circunstancia.

Te respeto mucho, amada Hija, tal como eres, desde el momento de tu concepción dentro de mi... dándote la oportunidad de ver la luz del amanecer... y mucho más, con el pasar de los años. Ese mismo respeto, ha hecho que nunca claudique en mi afán de superación y en la búsqueda de mejores días para nosotras y por ese respeto, jamás me escucharas diciéndote que "quisiera hacer mío tu dolor, para evitarte las amarguras", porque respeto el espacio que como ser humano tienes en la faz de la tierra.

¡No, no te lo diré nunca! porque considero que tan solo cuando el ser humano cae en él, en la desesperanza, en la tribulación, es donde realmente se reencuentra con Dios, manteniéndose siempre a su lado... y cuando se está cerca de Él, todo es posible. Sabes muy bien que soy un ejemplo claro de lo que significa luchar contra la adversidad... cuando se está dispuesta a batallar contra viento y marea , decididamente apostándole a la vida al "todo o nada", es posible salir del túnel donde uno se encuentra.

Con mi ejemplo hija mía, estoy conduciéndote por el camino de la fe, de la esperanza, del éxito. Tú has sido testigo, de las piedras que día a día fui encontrando en el camino... pero nada, absolutamente nada, me ha impedido seguir con las fuerzas suficientes y la fe inquebrantable para triunfar. El dolor, hija mía, me enseñó a sacar el potencial humano que guardaba en mi interior.

A través de mis pensamientos y de mi fe, pude cultivar la sabiduría necesaria para asimilarlo, la fortaleza suficiente para desterrarlo; pero, lo más importante, el dolor me ayudó a cultivar la humildad absoluta para reconocer mis errores y rectificarlos, desterrando el orgullo que tanto daño me causó. No creas, amada hija, que el ser "madre" significa ser "dueña de la verdad"... ¡jamás seré dueña de la verdad! pero sí, de mi capacidad para corregir el rumbo equivocado. Ahora, que el pasado quedo atrás, te puedo decir con total seguridad que no le temo al dolor.

Pues bien mi pequeña, te has convertido en toda una "mujer', con todas las incoherencias que nacen de ti…serena y desesperada, fuerte y débil, suave y dura, flexible e inflexible... ahora, ¡eres una bella mujercita! que ha crecido física e intelectualmente; pero, jamás tengas la certeza que ya todo lo has aprendido ¡nunca será así! uno jamás termina de aprender y quien crea que todo lo sabe, entonces ¡está perdido!

Ahora, tú eres quien aprende y yo quien te brinda el consejo, el amor, la palabra adecuada en el momento oportuno... mañana, serás tú la que ocupe mi lugar para guiar a tus hijos y cuando esto ocurra, sólo recuerda que quien está "cerca de Dios" brindando todo su amor y entrega incondicional, en algún momento obtendrá la recompensa; sino es aquí en la tierra, seguro que en el cielo la encontrará.

Cuando te sientas frustrada o confundida, solo déjate guiar por tu corazón y tus sentimientos, éstos te llevarán por el camino correcto, y nunca temas fracasar porque no lo harás. En tus genes existe una parte de mi ser y sé que triunfarás... confío mucho en tu gran capacidad para discernir lo bueno y lo malo, lo que te permitirá alcanzar el éxito deseado. Nunca me cansaré de repetirte, Dios me dio la oportunidad de tenerte como Hija; pero lo más importante, como una verdadera AMIGA.

Cuando los años pasen y descubres que el papel donde he depositado estas palabras, se ha oscurecido, rememora siempre que van acompañadas de la hermosa rosa amarilla, que conservará siempre los colores de los rayos del sol, y a pesar de que ya no existan ni los pétalos, estas palabras quedaran grabadas en tu corazón.

¡Que Dios me permita siempre, caminar a tu lado!Tu mamá

(Adaptación de carta enviada el 16 de noviembre del 2000)

1 comentario:

Anónimo dijo...

mamaaaaaaaaa!!! que te puedooo deciiiiir esta pagina esta increiibleee!!! desde hace mucho tiempo supe que dentro de ti existia una escritora por exelencia!!!escribes muuuy lindo mami!!! escribes con el corazooon!! en verdad!! tus palabras me llegan tan solo con leerlas de reojo.... tienes esa cualidad de amar con la palabra y hacer sentir hasta el mas insensible!!! te amoo mamita linda tu hija adrip